Las restricciones constituyen un instrumento para proteger la salud humana y el medio ambiente de los riesgos inaceptables de los productos químicos. Las restricciones se utilizan normalmente para limitar o prohibir la fabricación, la comercialización (incluidas las importaciones) o el uso de una sustancia, pero pueden imponer cualquier condición pertinente, como la necesidad de medidas técnicas o etiquetas específicas.

Una restricción puede aplicarse a cualquier sustancia como tal, en una mezcla o en un artículo, incluidas aquellas que no requieren registro, por ejemplo, sustancias fabricadas o importadas por debajo de una tonelada al año o ciertos polímeros.

Las sustancias intermedias aisladas utilizadas in situ en la investigación y el desarrollo científicos y las sustancias que solo presentan riesgos para la salud humana por su uso en cosméticos están exentas de las disposiciones para sustancias a las que se aplica la restricción REACH.